viernes, mayo 16, 2008

El poder de la palabra

El día 14 de mayo de 2008 se produjo una muerta insospechada para muchos, pero anunciada para otros.
Este mismo día, hace un mes, se despedía aferrada a la vida uno de los seres más queridos en mi vida.
Por un momento, me sentí abandonada y arrasada por un huracán.

Hoy he recibo un mensaje multimedia, que percibo que viene del más allá. Pero ya no me extraña nada.
Todo apunta a que el mundo de los muertos quiere ponerse en contacto conmigo, lo cual no entiendo, porque no creo haber matado a nadie. O es que quizás soy yo la que estoy en el mundo de los muertos y estoy llamando a quien me ha matado?
No lo sé.
Entre la vida y el sueño hay una línea invisible casi imperceptible, que nos hace creer real todo lo que se nos antoja como "vida-realidad", y sueño aquello que resulta poco beneficioso, según se mire... También podría ser interpretado al revés.
En definitiva, considero que la vida es una paradoja, que nos pone a todos en la cuerda floja, a cada paso que damos, en cada exhalación, en cada uno de nuestros movimientos, físicos o viscerales... Así la cuerda empiza siendo tensa y gruesa, y a medida que avanzamos nos percatamos, echamos la vista atrás y vemos el recorrido que hemos hecho. Y a veces sentimos pánico porque no podemos volver atrás, y lloramos... porque no nos vemos capaces de seguir adelante, el pánico incluso puede llegar a apoderarse de nosotros.

La cuestión va más allá... ¿qué hay del poder de la palabra? Las palabras pueden hacerte volver la vista atrás o mirar hacia adelante pensando que la cuerda está lo suficientemente tensa como para seguir adelante, o bien, decides plantarte a mitad camino y quedarte inmóvil.

Pero en cualquier caso...todo depende de las palabras.

miércoles, mayo 14, 2008

"No me llames ni me escribas"

"..."


Caracola de mar.

martes, mayo 13, 2008

Vacío

Llevo despierta desde las 10 de la mañana.
He abierto los ojos y la pantalla del PC seguía en el mismo sitio, en la misma posición. El messenger seguía abierto, el ares seguía con el listado de música puesto, pero había terminado de sonar.
Tras largos segundos de silencio me he dado cuenta que el otro lado de mi cama estaba vacío, sólo el portatil, un sujetador, un pantalón y una libreta. Eso es todo.
Es increíble lo doloroso que puede llegar a ser el amor, amar mata.
Como si me hubieran cauterizado el corazón, no siento nada más allá del dolor. Y creo que mirando el móvil, el PC, el dolor cesará. Pero no es así, nada cesa.
Y sigo cantando como si nada sucediera, retumban en mi cabeza las mismas canciones. Y lo soporto, me torturo. Y espero y deseo que esto termine pronto.

Mi madre que estaba un poco cabreada- no sin razón- me ha invitado a ir a su casa a cantar. Sí, sé que es un tópico pero hay algo de cierto en eso de quien canta su mal espanta, por lo menos olvidas.
María, que estaba en Sitges con una amiga, ha venido a recogerme. Me han recogido a mí y mis recuerdos: una aguja de pecho, unos ganchillos, hilos, recordatorios.

Quería conducir.
A veces siento una enorme necesidad de desaparecer, que se me trague el mar, y corro y corro... sin tomar conciencia de que a mi lado van sentadas una o más personas.
La he llevado a casa, a Hospitalet, hasta la puerta. He tenido a mal mirar hacia arriba y me he dado cuenta, de que realmente se había vaciado todo y que nada tenía ya sentido.
Si quedaba algún espacio sin huecos en mi alma me lo ha terminado de ahuecar. Nunca hubiera tocado el timbre.
La vida a parte de ser un camino que recorremos, es un sinfín de representaciones teatrales, ya lo dijo Calderón (que razón tenía).
Ya me he perdido de nuevo, entre acto y acto se me ocurre algún sainete.
Pero de momento me dedico a observar desde el gallinero.

lunes, mayo 12, 2008

Imbécil

Me dedico a mi misma la canción del Canto del Loco "Eres tonto".

domingo, mayo 11, 2008

"Sigo aquí" aunque vacía

Quisiera que las cosas me salieran bien en algún momento de mi vida. Poder ser menos testaruda en determinadas circunstancias y más paciente en otras. Sin embargo, por que Dios lo quiso así, me hizo de otra manera, supongo que con algún sentido.

Ahora no puedo ni siquiera procesar tu conducta pasional -como tú lo llamas- y no cesan de repetirse las palabras en mi mente: llámame si me necesitas, si me echas de menos vuelve atrás, etc.

Y aún siendo consciente de que en estos momentos estoy absolutamente cegada de rabia, de malestar, mi orgullo jamás me permitirá emitir ni una sola palabra gritando tu nombre. Porque hay cosas en la vida que se pueden llegar a entender, incluso se pueden digerir, se pueden aceptar, pero siempre queda el recuerdo de aquello que ha sido y puede volver a ser.


Mezclar amor y masoquismo no entra en mis parametros del raciocinio. Por lo tanto, debo ser consecuente con mis actos. Y esto incluye una retahila de "quiero y no puedo".


Creo que has tenido mucha suerte en esta vida. A veces tentar la suerte puede llevarte a determinados lugares, en los que se abre una puerta y esta se cierra de golpe, como si hubiera un golpe de aire que la cerrara y no se pudiera abrir más.


No voy a juzgar tus pensamientos, no voy a juzgar tu percepción del mundo pero sí te diré que no la comparto.

De modo que, aunque esto resulte doloroso, punzante, sé que estoy actuando como debía.


Sigo aquí, como dice la canción, es verdad. Me gusta más como la cantáis vosotros pero esta no está en la red, así que me conformar con ésta, que supuestamente es la original.


A ese niño tan lindo que tienes por compañero, dale un besazo muy grande porque transmite mucho amor, paz, y sobre todo comprensión. Y dale las gracias en mi nombre, por toda la paciencia que ha tenido.


jueves, mayo 01, 2008

Insomnio

Te metes en la cama a las 11:30 -buena hora para acostarse si al día siguiente tienes que madrugar-. Las vueltas en la cama suelen ser cortas, sobre todo si duermes acompañado, hecho que produce cierta inquietud. Sin embargo, persistes. Ojos como platos, insistes, cuentas las horas que faltan para levantarte.

Las 00:30, sigues con los ojos abiertos y esperas a que tus párpados cedan y sucumban a tus intenciones iniciales, caer en un profundo sueño.

Y vuelves a mirar el reloj - la 01: 15-, resuelves sin más probar técnicas que te hacían dormir de niño, desde el balanceo, pasando por el tacto de los genitales, hasta la música. Los recursos se van acabando y a la vez crece el ansia por quedarte dormido en un tris.

Te das la vuelta para un lado, para el otro, tocas la oreja del que duerme a tu lado, la tuya propia, piensas en playas desiertas, en lugares inhospitos que te parecen que te pueden transmitir esa paz que te permita dormirte.

Y al fin, empiezan las preguntas sobre uno mismo, sobre el estado en el que te has quedado atrapado, el insomnio.



Razonamientos dispares:



Habitualmente las depresiones traen consigo, a rastras, como si de un saco de ropa vieja se tratara, una retahila de despojos, vísceras pútridas... nada gratas a mi entender.

El primero de los síntomas es la aparición de unas punzadas en el pecho, la asfixia, el no poder permanecer en un sitio porque es el aire el que te absorbe a ti.

Paralizado, esperas que llegue - como por gracia divina- alguien que te ceda la mano y que te ayude a salir de ese vacío, en el que ni siquiera hay agua para saciar la sed.

Sin duda, todas estas aflicciones dan lugar a la duda ante una pregunta tan transparente como es "¿Por qué no me duermo?".

Sin un porqué muy esclarecedor, desesperadamente aparecen los primeros signos de deducción lógica. Llegan respuestas cual mariposas recién desenjauladas que revolotean a tu alrededor.



La respuesta:



Tras largas reflexiones (incoherentes en su mayoría), te percatas de tu realidad, has caído en el laberinto infinito de "Alicia", te sumerges entre la miseria, la mugre de la que tú mismo te has ido desprendiendo, y que ahora te está ahogando.

No, aquí no hay salvación, porque nadie meterá la mano allí para sacarme de entre la escoria -piensas.

Y del mismo modo que has caído en ese vacío, en ese hueco pestilente, miras a tu alrededor, las paredes, el suelo y el cielo que parece que nunca llegarás a ver. Es el maldito pozo sin fondo.



Actitudes:



Quiero subir- piensas. La cuestión va mucho más allá, no sabes subir, ni tan siquiera tienes espíritu de escalador.

Mirada cristalina

Mirada cristalina