viernes, junio 06, 2008

"Nadie conoce a nadie" por eso hay tantos males de amores

Cuando crees que conoces mínimamente a una persona, te sorprende positiva o negativamente. Las reacciones menos inesperadas surgen como si se tratará de una erupción.
Y es que nadie conoce a nadie, como el título de aquella peli.
Miro atrás, después de haber intentado remendar los errores cometidos,y pienso si realmente me había enamorado de esa persona que recuerdo, o es que la había idealizado hasta convertirla en una visión que sólo yo veía.
A la vez que descubres el efecto "visión-espejismo" te percatas que no tiene que haber dolor,`pues porqué iba a afligirme por alguien que sólo existe en mi mente. No estoy aquí para buscar culpables, ni para juzgar a nadie. De haber alguna cupable, en este caso, sería yo. Pues sólo una imbecil de este calibre se enamora de un espejismo.
De igual modo sucede en los sueños. -De repente, suena el despertador. (coges el despertador, son las 7'20). Y es entonces cuando piensas: -menos mal que era sólo un sueño (resoplando con la respiración entrecortada) Expuestos los dos casos yo me pregunto ¿Por qué no soy capaz de hacer lo mismo con una "visión-espejismo"? A mí me parecen casos muy similares. Con la diferencia de que esta vez no eran oníricos los sucesos, sino reales. Se trata, sin lugar a dudas, de una crueldad más de mi mente perversa, de la imaginación que tanto aprecio y ahora me veo obligada a rechazarla por llevarme por caminos tortuosos. Pero como ya dije una vez: ¡Qué malo es pensar!

lunes, junio 02, 2008

Fin de la época de caracolas

Estamos en junio, una buena temporada para coger caracolas. ¿Adonde van las caracolas? ¿Dónde se esconden, más allá de su caparazón? Quisiera saber donde hallarlas pero me meto en agua salada, todavía fría por las recientes lluvias, sin embargo, no encuentro nada. El mar está tranquilo, ni siquiera hay olas en la orilla, hecho que facilita mi búsqueda. Si yo soy una de ellas... ¿Dónde me escondería? No encuentro respuestas a mis saciedades. Por eso he decidido dejar de ser Caracola de Mar para recuperar mi identidad: Thais Lloret. Nombre de origen griego, en el santoral católico aparece como una santa, el día de celebración es el 8 de octubre. Thais fue cortesana, obligada por su padre, para así poder mantener a la familia. En su etapa de madurez, decide tras muchos infortunios, ingresar en un convento para expiar todos sus pecados. Creo que yo, como Thais, expiaré todos mis pecados y lo primero que hago es recuperar mi nombre original. También es una caracola de mar y una mariposa que, si mal no recuerdo, es autóctona de Brasil. Por lo que se refiere a mi apellido, lo recupero también, porque procede del "laurel", no hay más razón que esta. Un laurel pequeño, sagrado para la fe cristiana, también para mí. Símbolo de la paz cuando va unido a una paloma que lo sostiene con el pico. Eso es lo que necesito, paz y olvidar, dejar atrás el rencor. Así que... Nombre: Thais Lloret, Edad: 28 años Lugar y fecha de nacimiento:Barcelona, 20 de junio de 1979 a las 13:30. Profesión: profesora de lengua castellana y literatura. Enfermedades o lesiones: dolencias del corazón, más concretamente el alma. Y otras dolencias físicas. Carné de conducir: Sí Hasta aquí mi legado. Quizás no termine este blog tal y como había anunciado. Creo que es el inicio de otro espacio donde pueda vomitar todo lo que vivo y viviré a partir de ahora, con otra manera de observar el mundo.

Nada

Detesto que me vean como un simple espejismo, detesto ser vista como algo útil, como un pañuelo (de usar y tirar), una barbie a la que le cambias la ropa, los zapatos, le cortas el pelo y cuando la tienes completamente destrozada, la guardas o la tiras,entonces buscas una sustituta a la que poder hacerle lo mismo.
No soporto la idea de haber sido utilizada. No sabía que podía llegar a ser una mujer objeto. Por lo visto esto es algo que se me da bien.
Con todo creo que estoy capacitada para amar, aunque no para cuidar. Me da miedo no ser cuidada, me da miedo sentirme apartada, desolada. Me angustia la pérdida, el dolor sin tener un cuello al que abrazarme. Me asusta, sí. Soy inmadura hasta la médula pero quisiera poder cambiar aunque fuera por un día.
Por el momento, nada cambia. Sigo en el mismo punto, en la enfermedad, ahora me ha tocado en el punto más débil. Pero una vez supere esto todo cambiará.
Me he vuelto desconfiada, sí. No sin motivos. Siempre he sido terca pero ahora creo que mis límites han superado lo insuperable.
El caos, eso es lo que probablemente describiría mejor mi estado actual. Odio las injusticias y sobre todo cuando me afectan a mí. Alguien se ha cebado conmigo en los últimos meses, casi un año de sorna a mis espaldas, por lo que supongo que alguien estará disfrutando de todo ello.
La cuestión es: ¿qué es injusto?
- Pasar una oposición y que no te den la plaza.
- No lograr un trabajo ni que sea por un año porque resulta que debo esperar a que la suerte esté de mi lado.
- Soportar el dolor y sufrimiento de un ser querido. Intentar sin recursos ocupar un vacío inocupable.
- Ser incapaz de dejarme amar y amar.
- Superar una enfermedad.
- Soportar el dolor del abandono.
- Superar el inicio de una nueva vida y el abandono de otro.
- Aprender a vivir sin ti y saber aceptar la realidad de nuestros caminos.
Todo esto me parece injusto, me parece estar participando en un concurso de pruebas, como si estuviera en el gran prix.
¿No es injusto que todo esto pase en poco tiempo?

Y lo que es peor ¿no es injusto que sea incapaz de superar todo esto?

domingo, junio 01, 2008

Todo lo que empieza se acaba

Así, sin detonante, sin ton ni son, sin excusas, sin argumentos ni razones, decido dar un paso más. Un paso que determina la abertura de una puerta y el cierre de una pequeña ventana, por la que he logrado escapar. De modo, que todo lo que representa este mundo tan onírico a la par que real se desvanece como una cortina de agua hasta llegar al desagüe. Todo se podría resumir en un gran agujero que se traga toda la mierda, todo lo que arrastra las lluvias torrenciales hasta unirse con el mar. Así de simple. Y ahí entre mis despojos encontraréis restos de mi dolor, de mi amor, mi sufrimiento, mis secretos más bien guardados... pero todos insalvables.

Mirada cristalina

Mirada cristalina