martes, julio 24, 2007

Mar de mis entrañas

Hoy te he vuelto a soñar. Tu estabas revuelta, enfadada, quizás angustiada... Transformada en gigantescas olas, te acercabas a la orilla peligrosamente, arrancándome una de las partes más preciadas. Mar adentro. Cielo tormentoso. Picada.
Me gritas... ven aquí, voy a hacerte picadillo.
Nos refugiamos en aquel restaurante, a unos quinientos metros de ti. Tras los cristales, tus aletas de agua intentan aproximarse a ese espacio casi invulnerable. Pero no. Cada vez más y más cerca. Llegabas. Advierto tu olor desde el otro lado del cristal y con voz temblorosa me dirijo a mi madre y le digo: "ha bajado la marea". Ya viene.
Te calmas.
Ves a la Señorita Li...
¿Qué haces aquí?
Con sus manos me agarra la cara constriñéndola con fuerza, y acercando mi lóbulo a su boca me susurra algo que ahora resulta borroso, indescifrable pero que desprende ese amor tan peculiar, tan propio de ella.
"Te quiero" - le digo.
"¿Volverás?"
- ....
La busco entre las gentes, bajo las sombrillas. Estudio cautelosamente las caras de aquellas figuras de melena rizada que están tumbadas en la arena. Nada.
No aparece.
El mar... tan tranquilo ahora, no tiene espacio para esconderla. Me meto, con vestido incluido en el agua. Tengo que decirle... tengo que agradecerle por haber estado allí. Poco a poco, mi cuerpo se va hundiendo en el agua, con los pies encadenados en la arena a penas puedo moverme. Y me sumerjo hasta desaparecer de la línea horizontal que marca el fin del cielo y el principio del mar.

domingo, julio 22, 2007

La espera

Esperar. Esperar cambios, acercamientos, confesiones, a ti que estás tan lejos pero siento palpitar tu corazón en mi oído.
"Estoy aquí para lo que quieras" -te digo.
Y tras un breve silencio infinito respondes con otra cuestión.
¿Vergüenza, miedo u orgullo? No lo sé.
Y yo te respondo- "la paciencia es la madre de la ciencia" ¿verdad?
Dímelo tú.

Ayer estuve en l'Escala (Girona), me hubiera gustado que estuvieras allí.
Un día tenemos que ir a Cadaqués. ¿te apetece que vayamos? Dime que sí.
Espero tu respuesta.

Desde el mar verde y transparente se despide,
Caracola de Mar

Las horas transcurren lentamente

Mientras observo, boquiabierta, el transcurrir lento e inamovible de las horas, me dedicó a imaginar mi vida con multitud de matices y formas, lo que ha sido hasta este último segundo y lo que será a partir del día clave.
La suerte. Factor indescriptible. Fenómeno muchas veces asociado a la lotería, a la vida y a la fortuna de los seres humanos.
Los números. Imágenes gráficas presentes en nuestras vidas, también asociados a la suerte.
La suerte y los números son elementos casi ineludibles en mi presente. Intento combinar de manera satisfactoria ambos conceptos, sin encontrar solución definitiva. ¿Por qué?
Y sé que si me ha acompañado hasta el momento, lo seguirá haciendo ahora.

lunes, julio 09, 2007

Organizando el orden del factor, que sí altera el producto.

Querid@s,
Parece que no me canso de escribir en este trozo de mar.
Después de un fin de semana bastante intenso por el "país veí" (como dicen algunas), ahora toca seguir con la organización y limpieza: papeles (la renta, apuntes de la uni, temas de opos, copias de programaciones didácticas, poesías de Lorca, Espronceda, etc., facturas, manuales para pasar las opos., libros de texto, papeles de caracola, cajetillas de tabaco vacías y un sinfín de papeles a medio escribir...), camisetas, playeras, mecheros, la maleta por deshacer, apuntes de la señorita Li, telas, hilos y tijeras, las bicis (¿qué hago con la mía? ¿la tiro?), pizarras, faldas, bolis, cajas de cd's - y qué pasa con esas bolas de polvo que se forman... del oeste-el nórdico, que no me decidido a quitarlo, aún estando en julio.
¿Soy un desastre? - Puede plantearse como pregunta retórica o como pregunta literal-
Me gustaría poder conjugar en presente el concepto "orden" en mi vida.

Obviamente, se trata de un problema de organización del tiempo y de preferencias, sobre todo de preferencias. Sin embargo, la única realidad latente es que he perdido toda la mañana haciendo todo y nada, sacando cosas de armarios y metiéndolas en otros. ¿Para qué? Espero encontrar respuesta a mi pregunta, de lo contrario empezaré a pensar que me acerco peligrosamente al pefil de un tarado mental.
Mientras espero que la respuesta caiga del cielo, seguiré con mis quehaceres absurdos, que aunque sean un "sinsentido" me entretienen.

viernes, julio 06, 2007

Nuestras vidas son los ríos que van a dar a la mar ¿que es el morir?...

Ciertas discrepancias mantego yo al respecto.
La mar... mi mar, ese mar que tanto anhelo, ese mar que tan adentro siento.
Hacia dentro siento el mar y hacia fuera la muerte.
Más viva que nunca Caracola se reafirma en su intrínseco "yo" y desde las alturas observa las mezquindades y las ruinas humanas.
¿Superioridad? Puede...
"Desde que naciste... te amotinaste y te encerraste en ti, siempre con ese carácter: tan tosco y tan huraño..."
Arrastrada por mi terquedad, busqué el río que me llevó a la mar.
Cogí un navío pequeño, descendí río abajo.
Y crecí. No así mi barca, que ahora se me ha quedado pequeña.
Mientras el mar seguía creciendo en su inmensidad y magnificencia, yo me fui alejando cada vez más, hasta encontrarme en aguas internacionales.
Tierra de nadie, nadie te reclama, nadie te puede subsidiar.
Y en el exilio de mí y del mundo, en mi cosmos, me adoptó la mar.
Como el agujero del desagüe de la bañera, se me llevó hacia dentro, en espiral, y tras ese gran ruido -como cuando sorbes las últimas gotas con una pajita de tu refresco- cayó el tapón y selló cualquier posibilidad de salida.
Te adoro como el encarcelado reclama su libertad.
Salgo y me perdono.
Y cuando por fin piso tierra firme, me encuentro con las ruinas del mundo.
¿Esto es lo que ha creado el dios de aquellos que se hacen llamar personas?
El horror de las ruinas del hombre no me dejan más que una elección: volver.
Un día dije... "yo te cree y por eso te nombro"
Arráncame del mundo creando surcos.
Yo llené tu vacío, por eso te nombro.
Te amaré hasta el fin de mis días.
Presa de mi libertad, te añoro.
No me dejes llenarte más.
Déjame que te diga:
Te odio.
CDM

Mirada cristalina

Mirada cristalina