jueves, marzo 29, 2012

Sentir


Pues sentir, sentir... no sé exactamente que es lo que siento. A veces me da miedo pensar que estoy vacía y que no hay nada que me despierte. Soy como un ser inerte. Sólo siento miedo, mucho miedo de todo: la muerta, la mía propia y la de mi familia. Miedo a la enfermedad, al dolor por mis hijos, mi mujer. Miedo a las pérdidas, miedo a estar sola, miedo al inmovilismo.
Y siento rabia, hacia mí, por ser una cobarde, por tener miedo a tomar decisiones, no quiero que estas sean precipitadas y por eso callo. No me pronuncio por no molestar, intento estar al margen de todo y que si, por lo que sea, pasa una ola gigante que se lleva todo por delante, no me toque, ni me afecte.
Me siento pequeña, pequeña como un caracol, siempre inmersa en mi mundo, mis pensamientos y mis devaneos. Siempre ausente, siempre triste. Mi hijo me pregunta: mama, ¿estás contenta? No sé bien lo que quiere decir ni la prenguta ni a lo que se refiere. Pero le engaño.
Siempre engañando a todo el mundo. ¿Estás contenta? Es una pregunta que repiquetea como un martillo en mi cabeza. Nunca seré feliz.No sé si anhelo lo imposible, no sé lo que anhelo.
Y aunque soy pequeña e intento no llevármelo todo por delante, al final siempre termino fastidiándolo todo. No hay lugar para mí aquí. Pero soy una cobarde incapaz de vencer mis miedos. Y entonces finjo. ¿Qué tal? ¿Cómo estás? Con entusiasmo contesto que bien, genial, disfrutando de una excedencia por maternidad. Adoro a mi hija, pero mi incapacidad por satisfacer sus necesidades menos primarias me acobardan. No quiero que crezcan pensando que tienen una madre enferma. No quiero que lloren ni sufran por mí. Yo he visto a mi hijo hacerlo y eso duele infinitamente más que el dolor propio.
Amo a mi mujer? Eso es algo que me pregunto muchas veces. ¿Qué es amar? No estoy seguro de saberlo, no sé si es lo que siento. Mi problema de dependencia me impide discernirlo. La quiero tanto que me duele, y de nuevo tengo miedo, a perderla.
Hace meses que no puedo llorar, siento una rabia que solo puedo expresar mediante el grito, en ocasiones desbordantes y muy puntuales. No lloro y quiero hacerlo, lo necesito.

Mirada cristalina

Mirada cristalina