jueves, octubre 25, 2007

Mi otro yo

Estaba yo navegando por estos parajes cibernéticos, cuando de pronto se me ocurrió la fantástica idea de ver lo que la gente escribe por ahí.
Todo empezó en un momento de ajenación mental (por llamarlo de algún modo), todo sea dicho pero es un estado poco frecuente en mí últimamente. Mi pobre y triste y solitario y abandonado (bla bla bla...) blog tenía como última entrada una del 21 de agosto (¡virgen santísima de la trinidad de los niños desamparados!). Sí, la palabra que le correspondería sería ¿"obsoleto"? (has ganado un gallifante). Estaba (y está) tan y tan caducado que todavía tenía hecho un enlace a otro blog:caracolademar.blogspot.com (es decir mi antiguo blog), que había sido mío como diría Quijote: no ha mucho tiempo de aquí.
Lo primero que hice fue, obviamente, comprobar que realmente la dirección había dejado de existir. Pero.... ¿Qué me encontré? Pues que alguien me había cogido el nombre (lógico, habida cuenta que no tengo los derechos reservados).
Mi cabeza empezó a sentir una especie de masa pesada que le hacía... pensar! Eso es, pensar!
"Ya no soy la única caracola de mar, aunque sí la auténtica, ¿no? ¿A ver si se llama como yo? Si al final va resultar que el mundo es una plaga de nymphalidae's.... No puede ser.
A mí siempre me han dicho que no hay dos iguales pero.... ¿y si ésta es la excepción que confirma la regla?"

Si señor@s, en ese momento entré en un estado de pánico que me sobrecogió. Definitivamente, mis vías respiratorias quedaron obstruídas por ese inmenso y potente ruido que posee la "nada". "Ya llega, primero me agarra del brazo izquierdo -claro... soy zurda y la fuerza la tengo centralizada en este lado-, se detiene cautelosamente con mirada ida, para luego arrancarme el anillo azul (o verde, según se mire) turquesa- el que me regaló mi abuela, sí (el mismo)-." Se lo probó pero... por lo visto no era de su gusto y me lo devolvió. La fuerza de sus garras deformó sin remedio mi estructura osea y grité -pero como es la nada, ya se sabe... - cada vez más y entonces....
-¡Shhh! - me indicó un hombre sellándose la boca con el dedo índice- ¿Qué pasa?
- ¡No seas exagerada!
- ¿Qué? Quiero pensar que no se está usted dirigiendo a mí ¿verdad? ¡A ver si usted se atreve a resistir esto! ¡Listo!
Inexplicablemente, el hombre huyó llorando y señalándome. La gente me miraba y corría rodeándome... (hay cosas que no logro entender)
En fin... la "nada" continuó con su ritual "despellejístico."Así que...
¿Por dónde iba? ¡Ah sí! Estaba contando lo de Caracola de Mar. Creo que est@ chic@ debería considerar la posibilidad de cambiarse de nick si quiera conservar su integridad psíquica, ¿no?

De momento, esto es todo por hoy.

1 comentario:

talula_06 dijo...

Las caracolas no suelen dejar rastro a su paso. Si tienes la suerte de que alguna te señale el camino, sólo has de suponer que es sólo y únicamente porque ella lo desea.
Así son las caracolas, aparecen y desaparecen con la marea.
Y siempre será así.

Mirada cristalina

Mirada cristalina