sábado, abril 06, 2013

Parece que fue ayer cuando giré página, cuando empecé a escribir sobre blanco. Cuando todo parecía que tenía que salir bien. Empezar de cero, una nueva vida. En este plan maquiavélico determinadas actitudes o comportamientos ya no tenían lugar. No culpo a nadie, más que a mí. A mi obstinación se lo debo todo, gracias a ella soy lo que soy y tengo lo que tengo. Pero nadie me detuvo porque estaba desatada, airada, colérica y cabreada con el mundo. Yo me levanté un día y me creí la abanderada de no sé qué... Y me lo creí tanto que pasó. Aquí podríamos aplicar la teoría positivista que circula por la red, aquella que dice que si crees que algo puede suceder y pones todos tus esfuerzos en ello, al final sucede. Y aquí estoy, cinco años más tarde, con todos mis deseos delirantes cumplidos. Pero ahora me parece que el tiempo se hubiera detenido. Todo parece estar en el mismo sitio que como lo dejé. Pero no. Muchas cosas que dejé allí se las ha llevado las mil y una tormentas que hemos ido pasando, muertes, nacimientos, cambios de trabajo, de residencia, y un sinfín de locuras a las que he arrastrado a todos los que me acompañaban en ese camino. He dejado la zona devastada, como un siroco me dijeron una vez... Creo que nadie ha sido más certero y concreto definiéndome. 
Este lastre arrojadizo cobra vida en mí, me golpea el pecho y entona el mea culpa. Ay qué discurso tan bonito... Pobrecita... ya no sabe a dónde ir, se está volviendo loca de remate y ahora necesita que le demos mucho cariño... Qué asco das! Y cuán patética puedes llegar a ser? Seguro que no has llegado a ese límite del que hablas. No estás tan desesperada como dice estar, estás así porque te gusta el dolor, el sufrimiento, porque te encanta refugiarte en ti misma, en tu mar de pensamientos, ese mar que tanto te gusta, que anhelas y que a la vez temes. Prefieres tu oscuridad, el mar profundo, sin fondo, sin fin. Tienes justo lo que te mereces, ni más ni menos. Porque en el fondo te va lo duro. Tu dependencia emocional no te deja mover, ni siquiera respirar, no podrás salir de ahí, porque además ahora te has añadido dos cargas más, a las que nunca podrás renunciar. Además de dependiente eres una mala madre, la peor. Peor que la tuya propia a la siempre trataste de perdonar, pero no pudiste por tu rencor, como alquitrán€. Eres imbécil! Te creías muy lista y muy segura de ti misma, no? Y ahora qué? Ya no hay vuelta atrás. Estaré aquí para recordártelo hasta el fin de tus días. ¿Y ahora quién soy? Te preguntas. ¿Qué te gusta? ¿Quién habla? ¿Qué quieres? ¿Qué deseas hacer? Eres insaciable, he venido de las profundidades del mar para llevarte conmigo y hasta que no lo consiga no pararé. No conseguirás sacarme de tu cabeza y te voy a perseguir hasta conseguir lo que quiero. Quiero que repiquetee esto en tu cabecita: "no pararé."

No hay comentarios:

Mirada cristalina

Mirada cristalina